sábado, 13 de junio de 2015



Historia urbana de Lima: Los Barrios Altos 1820-1880 

 Este artículo es un avance de un trabajo más amplio sobre una zona de Lima conocida como los Barrios Altos. El autor se plantea reconstruir la trama demográfica, social y económica de sus calles y familias, teniendo como material de trabajo la documentación de los archivos de Lima. 

«Una ciudad se construye una vez, y para miles de años»

Alejandro Reyes Flores....

INTRODUCCIÓN:

Me interesa investigar los Barrios Altos como parte de Lima, no solo como una cuantificación de sus habitantes, de sus calles, plazas, tiendas, chinganas o mercados, sino sobre todo, reconstruir a partir de documentos, a las familias que vivieron en ese espacio físico. Es a esta «gente» que queremos rescatarla del anonimato, que en nuestra opinión, es la que le otorga personalidad a esta parte tan sentida de Lima. Porque, no obstante el crecimiento poblacional y el cambio urbanístico de Lima a partir de la segunda mitad del siglo XX, no puede concebirse a ésta, sin los Barrios Altos y, pese a nuestros denodados esfuerzos de investigación bibliográfica, no se ha encontrado hasta la fecha, una publicación sobre los Barrios Altos en el período que nos hemos propuesto investigar. Si tenemos que rectificarnos sobre esta aseveración, lo haremos con mucha satisfacción académica. Por supuesto que hay trabajos publicados donde se menciona a los Barrios Altos como parte de Lima, en especial a fines de la Colonia, del siglo XIX y principios del siglo XX, pero, de 1820 a 1880, salvo que me equivoque, no existe –reitero– ninguna publicación. Este vacío bibliográfico tiene su explicación académica: la historia de las ciudades en el Perú han estado al margen del interés de los historiadores. Por cierto que existen descripciones de algunas ciudades como parte de autobiografías y son valiosas para reconstruir la trama de sus calles, de las familias residentes en determinadas décadas: como la de Jorge Basadre sobre Tacna; Luis E. Varcárcel, Cusco; Víctor A.

UBICACIÓN:


¿Cuál es la ubicación geográfica de los Barrios Altos en el plano de Lima para nuestro estudio?
El territorio que consideraban «suyo» los barrioaltinos de principios del siglo XX, heredado y defendido por las generaciones siguientes, no coincide con el límite del jirón Huanta que las autoridades políticas de la Colonia, del siglo XIX y principios del XX, consideraron a los Barrios Altos. En la práctica, los barrioaltinos consideraron como su habitat natural hasta la avenida Abancay, pues era impensable que lugares tan emblemáticos como la plazuela Italia, el cine Pizarro, el mercado central, la calle Tigre, San Ildefonso, la Confianza con sus callejones, la calle del General con su cine América, la plazuela de Santa Catalina, Mesa Redonda, etc. no formaran parte de los Barrios Altos. Por ello, el territorio de los Barrios Altos que se ha considerado para la investigación es la siguiente: 
  • Inicio: Av. Abancay con la intersección del Jr. Amazonas. Av. Abancay con la intersección de la Av. Grau. Av. Grau con la intersección de la Av. Sebastián Lorente. Av. Sebastián Lorente con la intersección del Jr. Ancash (Maravillas). 
  • Término: Jr. Ancash (Maravillas); Jr. Maynas y Jr. Amazonas; y Jr. Amazonas con la intersección de la Av. Abancay. 138 

INVESTIGACIONES SOCIALES 

Este es el componente espacial que corresponde a los Barrios Altos y que coincide, de manera general, con los límites planteados en una tesis de arquitectura a mediados del siglo XX: «oeste: Av. Abancay; sur: Av. Grau; este: Av. Circunvalación y norte: Río Rímac, teniendo una extensión de 262 hectáreas, 120 manzanas, 5 áreas verdes.
Para el estudio de esta área geográfica, la metodología que se ha adoptado combina la historia local –Barrios Altos– con una historia general –Lima–, haciendo uso, para estructurar su trama, de la demografía, lo social y económico

 DEMOGRAFÍA:

Desde los inicios de la Colonia, la zona de Lima conocida como los Barrios Altos fue uno de los lugares más densamente poblados debido a que por allí –las portadas de Maravillas, Barbones y Cocharcas– transitaban todos aquellos que se dirigían al centro y sur del Perú. La provisión de alimentos que necesitaba la opulenta ciudad de Lima colonial tuvo que pasar necesariamente por los Barrios Altos; de igual manera, ya en el siglo XIX, el tránsito de los ejércitos para debelar los levantamientos, motines o revoluciones de las ciudades del sur tuvo que haber sido visto por los barrioaltinos; las carrozas fúnebres con destino al cementerio Presbítero Maestro pasó por sus calles; los toros de lidia que venían de la hacienda Bujama, de propiedad de la familia Asín, en el siglo XIX pasaron por los Barrios Altos. Por ello y por mucho más, se destaca la importancia estratégica de esta zona de Lima. Como lugar obligado de tránsito de personas con sus mercaderías con destino a Lima; tempranamente en sus casas, tiendas, chinganas y callejones comenzaron a radicar provincianos, preferentemente venidos de Yauyos, Huancayo, Huarochirí, aunque también de Ica, Ayacucho, Cusco, etc.

Un patio accesorio con su puerta grande a la calle y cuatro cuartos»  . También en el mismo año por esta calle existía una «casa huerta y tambo situado a la salida de la Portada de Maravillas conocida por Alzamora» de propiedad de doña Manuela Alzamora, que fue arrendada por un plazo de nueve años al teniente coronel don Mariano Zubizarreta en 800 pesos  AGN. Pedro Jáuregui, protocolo 321, fs. 31v. Anuales pagado por adelantado. Este contrato de arrendamiento demuestra que por Maravillas, periferia de los Barrios Altos, residían familias importantes, como el citado militar, pues la huerta estaba cercada con árboles frutales y además tenía dos esclavos, una esclava y un callejón con cuartos.

Tomando como referencia la información estadística poblacional, podemos afirmar que, desde la Colonia, la expansión y presión demográfica al interior de Lima amurallada se hizo hacia la zona de los Barrios Altos. La tendencia del crecimiento y presión poblacional de la ciudad de Lima hacia el sur tiene que haberse acentuado en la segunda mitad del siglo XVIII, como consecuencia de la revitalización de la economía colonial. 

La importante información demográfica respecto de esta zona de los Barrios Altos tiene su origen en la solicitud que hizo el párroco de Santa Ana al Arzobispo de Lima para que se ampliara su jurisdicción hasta el río Santa Clara, calle Acequia Isla hasta la portada de Cocharcas , justifó su 3AGN. Pedro Cardenal, protocolo 131, fs. 182v. 142 pedido argumentando que las familias de estas calles, por no pertenecer a su jurisdicción, tenían que trasladarse a la lejana parroquia del Cercado para recibir los servicios religiosos. Al margen de favorecer a las familias que residían entre las calles de Huanta y el río Santa Clara (hoy Jr. Huánuco), en realidad, el trasfondo del pedido del párroco de Santa Ana fue absorber una mayor feligresía. Ello significaba mayores ingresos en dinero por bautismos, matrimonios, defunciones y misas, que los necesitaba para reconstruir parte de la parroquia incendiada en diciembre de 1789. Una buena razón del párroco de Santa Ana, que reflejaba la densa ocupación en esta parte de los Barrios Altos, pero que los hechos violentos suscitados por el proceso independentista truncaron. Sin embargo, quedó registrado documentalmente el intenso poblamiento en las calles de Pampa de Lara y la Huaquilla a fines del siglo XVIII.

En 50 años –1790-1840–, como consecuencia del desorden económico social producido por la guerra independentista, las guerras internacionales y la rivalidad entre los caudillos militares, no solo la población de esta parte de los Barrios Altos había descendido significativamente en un 30%, sino también hubo una baja del valor inmobiliario. Así, en 1830, don José Herrera y su esposa María Solórzano vendían su casa ubicada en la Huaquilla en apenas 550 pesos a doña Camila Venegas4 y, en 1831, doña Juana de Lamas arrendaba su casa de la calle la Huaquilla Nº 115, a don Rafael Garro en 15 pesos mensuales por 27 años 5 . La crisis económica en Lima, con su secuela de despoblamiento, era patentizado en un informe del párroco de Santa Ana a la vicaría en 1840: «hoy hay miseria en el centro de la ciudad», y solicitaba que se reintegre a su jurisdicción la zona comprendida entre los jirones Huanta y el río Santa Clara (jirón Huánuco) que había sido adjudicado a la parroquia del Cercado, anteriormente zona que había evidenciado una población estable comparado con 1790, explicable quizás por su mayor ruralización. 

 Aún no sabemos, documentalmente, las causas del despoblamiento en esta parte de los Barrios Altos en las primeras décadas de nuestra vida republicana, pero sí lo verificamos en algunos callejones que se encontraron con habitaciones vacías para estos años como lo demostraremos más adelante. 

LOS CALLEJONES:

Una de las características más significativas del sector urbano de los Barrios Altos fueron y aún son sus callejones. No puede concebirse una historia de los Barrios Altos sin sus callejones, sin sus construcciones coloniales multifamiliares, verdaderos «pueblos» que albergaron a principios del siglo XX hasta doscientas familias, con sus caños y duchas, patios interiores, capillas con sus santos, e incluso, tiendas de abarrotes en su interior. Toda esta arquitectura urbana adquiere un cariño e identificación en la mentalidad y práctica de sus moradores, que incluso tienen nombres propios, adquieren una personalidad e identidad que las hacen diferentes a sus congéneres: San José, el Ponce, la Espada, el desaparecido callejón del Fondo, el Buque en camino de desaparecer, el callejón del Alma y muchos otros. Algunos callejones toman el nombre de un santo como San José y otros por su pequeñez y el número reducido de sus habitaciones, carecen de nombre y solo se les conoce por la presencia de una antigua familia.


  • EL CALLEJÓN DEL BUQUE:

En Lima algunos solares son llamados el Buque por alguna característica en su arquitectura, así tenemos uno en el barrio de Monserrate, en la esquina del jirón Angaraes y la avenida Emancipación, que con sus tres pisos y largos corredores interiores desafía el tiempo y los temblores. Otro muy famoso es el llamado Callejón del Buque en La Victoria, ubicado en la tercera cuadra de la avenida Luna Pizarro y muy relacionado con jaranas de música criolla. Pero en este articulo hablare de otro lugar conocido como el Buque, Patrimonio Monumental, primer complejo de departamentos de América, ubicado en los Barrios Altos, y que hoy es noticia por su probable desaparición luego que un voraz incendio lo afectara.

Este es el Edificio "El Buque", ubicado en los Barrios Altos. El nombre es apropiado por la forma de buque que tiene, tal como se puede apreciar en esta foto. Se le menciona como el primer complejo habitacional de Lima, esto podría ser cierto dado sus dimensiones y el año de su construcción, aproximadamente a mediados del siglo XIX. Como se puede ver, tiene 3 niveles: el primer piso es de adobe y el segundo y tercero es de quincha, pero es probable que haya tenido 4 niveles (hay registros orales de la existencia de galerías subterráneas bajo el predio).

Respecto a este ultimo punto, una historia contada por vecinos menciona que tras el devastador terremoto que afecto Lima en 1904, se descubrieron estas galerías, donde ademas se hallaron cajones con armas, muy probablemente ocultadas durante la ocupación de Lima por los chilenos entre 1881 y 1883, ademas de algunos esqueletos. La dueña en aquel entonces mando sellar el acceso a estas galerías y coloco una gruta con la imagen de la Virgen Maria en el lugar.



Otra de las historias relacionadas a este lugar, son las grandes fiestas de música criolla que se organizaban allí, se cuenta que hasta el bardo Felipe Pinglo Alva asistía a ágapes que duraban días. Por ello, era conocido antes también como uno de los bastiones de la música criolla, sin embargo esto ya no es así, por los nuevos vecinos en su mayoría que la ocupan, quedando esta parte de la memoria colectiva de la ciudad relegada. En las primeras décadas del siglo XX funciono aquí un concurrido prostíbulo: había una caseta a la entrada donde se hacia el pago para el uso de habitaciones por parroquianos y meretrices que los captaban en la calle Suspiro; tenia por aquellos años y hasta entrados los años 60, alfombra roja en las escaleras y todo el piso del primer patio estaba compuesto de losetas.
Han habido muchos proyectos de recuperación de este inmueble declarado Patrimonio Monumental desde 1988, sin embargo ninguno se pudo cristalizar. De sus 65 viviendas que alguna vez tuvo, solo están ocupadas poco mas de 10, en el tercer piso solo vive una persona y lo demás es ocupado por personas de mal vivir, que prácticamente han depredado este nivel. Lo mismo sucedia con el piso de madera de la galería del tercer piso, que se hundia ante las pisadas de cualquiera que se haya atrevido a subir por una desvencijada escalera.

ADIÓS QUERIDO BUQUE:




VEAMOS UN PEQUEÑO VÍDEO JUNTOS:
  • EL CALLEJÓN DEL FONDO:
 Ubicación 
En el colonial jirón Ancash, en la zona que iba a la Portada de Maravillas, en la cuadra 10, se encuentra el monasterio de Mercedarias, que da su nombre a esta calle. Aquí estuvo ubicado, desde fines del siglo XVIII hasta mediados del siglo XX, el «Callejón del Fondo». Últimamente hemos vuelto a transitar por la calle Mercedarias, pero de manera rápida con destino al club «Los Buenos Amigos», que se encuentra en la esquina del jirón Maynas con Maravillas, de modo que la visualización que tenía de esta cuadra era difusa. El 19 de julio de 1999 me propuse «ver» la calle Mercedarias con mayor detenimiento, y así lo hice. Ingresé esa mañana por la calle Santa Clara, pasé frente a su iglesia, crucé el jirón Huánuco e ingresé a la calle Mercedarias. ¿Qué vi y qué se ve? Lo siguiente: Ya casi no quedan vestigios coloniales, en la vereda derecha hay solo un callejón que podría ser el Amberes, donde en su puerta de ingreso, una señora de avanzada edad vende verduras. En la acera izquierda se puede ver un restaurante de características populares, al lado una surtida dulcería y una panadería bastante espaciosa y también muy bien surtida; ambos locales son de propiedad de descendientes de japoneses. Siguiendo por la misma acera con destino al Jr. Maynas, se encuentran algunas tiendas de venta de pollos y una construcción nueva de tres o cuatro pisos, que como una demostración de la modernidad, está convertido en un hostal: «El Paraíso». A su lado, «parece» haber un callejón grande, el problema es que, en la medida que íbamos «mirando» de manera más pausada para retener fielmente las imágenes en nuestra memoria, teníamos la impresión de que la gente nos estaba observando, porque conocedores de su psicología sabemos que «la gente conoce a su gente», y yo era un desconocido, un extraño por estas calles. A pesar de esta limitación, proseguimos...

Propietario, construcción y características 
La iglesia de Mercedarias con su monasterio adyacente fue construida en 1734 (Dávalos y otros 1955: 18). Esta institución religiosa era la propietaria del Callejón del Fondo. Hasta ahora se desconoce el por qué de este nombre. No obstante nuestro interés por conocer, documentalmente, la fecha de construcción del Callejón del Fondo, no hemos logrado hallar dato alguno, sin embargo, todo parece indicar que se construyó a fines del siglo XVIII, entre 1780 y 1790, década de expansión económica colonial y que se refleja en Lima con un crecimiento poblacional, aumento en la demanda de tiendas en el centro y habitaciones en los barrios periféricos, lo que llevó a una madre mercedaria a afirmar, por estos años, que resultaba más rentable edificar callejones y arrendarlos. Asimismo, tampoco se conoce su área, la distribución de sus habitaciones, los patios, si en caso los hubo en el siglo XIX. Lo que sí sabemos es que en 1802 don Miguel de Arrieta, «Secretario del Secreto más Antiguo Jubilado del Santo Oficio», como síndico del monasterio de Mercedarias, informaba a la Madre Priora que el Callejón del Fondo tenía 55 habitaciones, algunas con dos cuartos y un corral, y otras un cuarto y un corral, además había una pila de agua en su interior y un botadero. La omisión de la existencia de los dos patios interiores que describe el «Chino Soto» en 1987, puede explicarse porque el informe de 1802 solo privilegió las edificaciones, mas no lo que en aquellos tiempos se llamaba «la traza»
El monasterio de Mercedarias también fue propietario del callejón Amberes, situado al lado del Callejón del Fondo, con 25 habitaciones y de similares características arquitectónicas que este. En 1802 se encontraba bastante deteriorado con «muchos (cuartos) inhabitables», por lo que se necesitaba una inversión de tres mil pesos para reconstruirlo, pero debido a que los materiales de construcción estaban subidos de precio, en especial «las maderas (que) están muy caras», el síndico sugería a la Madre Priora esperar mejores tiempos. Aquí es necesario hacer algunos comentarios. No se sabe con certeza documental, si el monasterio de Mercedarias invirtió su dinero en la construcción del Callejón del Fondo y el de Amberes o los recibió en calidad de donación de alguna familia o institución privada. La primera hipótesis es la más probable, ya que se ha encontrado para principios del siglo XIX, la opinión de una Madre Priora en el sentido que era mejor invertir en la construcción de callejones, pues redituaban más ganancias con sus arrendamientos. Algo más, si asumimos que la construcción de los callejones se hicieron entre 1780 y 1790, incluso un poco antes, coincidiría con los años en que hubo una relativa estabilidad y auge de la economía colonial, con mayores ingresos para el monasterio de Mercedarias. Asimismo, aún no sabemos el valor de los callejones, pero el hecho que en 1802, se necesitara tres mil pesos (precio de seis esclavos bozales jóvenes, robustos y «sin vicios»), para refaccionar el de Amberes, nos puede dar una idea aproximada de su respetable valor. Es evidente que el Callejón del Fondo, con sus 55 habitaciones, tiene que haber tenido un precio mucho mayor. ¿Cuánto? Difícil dar respuesta a esta importante interrogante por ahora, pero podemos adelantar que los callejones en Lima y Abajo el Puente por su ubicación, el número de habitaciones y la alta rentabilidad que redituaban a sus dueños, tenían un respetable precio en el mercado inmobiliario limeño entre 1770 y 1820. Sin embargo, el medio ambiente, el uso y quizás el mal uso de los callejones por parte de la mayoría de los inquilinos, contribuyó a que se deterioraran rápidamente, lo que obligó a sus propietarios a realizar refacciones para conservar su valor. No obstante estos gastos que tienen que haber ingresado en la racionalidad rentista de los propietarios, se construyeron cientos de callejones entre 1830 y 1920 en Lima y el Rímac, lo que demostraba su rentabilidad. Hay propietarios que hacen mejoras en sus callejones con la finalidad de elevar el precio de los arrendamientos y aumentar sus ingresos. Este tipo de inversión debe haber estado ejecutando en 1818 el monasterio de Mercedarias en el Callejón del Fondo, pues hay una febril compra de materiales de construcción como tierra, arena, ladrillos, mil adobes por 18 pesos, «piedra gorda» del río para hacer cimientos, también se construyó una pared medianera por la Pila que se encontraba al lado de la casa de don Mariano de Santa Cruz, hijo natural de don Diego de Santa Cruz y Centeno, Conde de San Juan de Lurigancho (IPIG 21: 465). Aquí hay que hacer, cuando menos, dos precisiones: primero, que la mayoría de los sectores populares vivieron en callejones, y solo una ínfima minoría en una parte al interior de las casas de la nobleza y, segundo, que en los Barrios Altos también tuvieron sus propiedades y residió la nobleza limeña.

Pues espero que les haya ayudado esta pequeña información sobre Barrios Altos y que les haya sido de útil....como verán nuestro Barrios Altos todavía tiene por muchas cosas mas que contarnos sin tener que hablar tan solo con mirar sus calles y sus monumentos nos reflejaran mas sobre su valor potencial de que y de lo que sera en un futuro.......

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